Tulipa es un género de plantas perennes y bulbosas perteneciente a la familia Liliaceae, en el que se incluyen los populares tulipanes, nombre común con el que se designa a todas las especies, híbridos y cultivares de este género. Tulipa contiene aproximadamente 150 especies e innumerables cantidades de híbridos y cultivares conseguidos a través de mejoramiento genético que los floricultores fueron realizando desde el siglo XVI.
Etimología
La palabra «tulipán» proviene del vocablo turco otomano tülbend que, a su vez, proviene del término persa dulband. Ambas palabras significan ‘turbante’ y hacen referencia a la forma que adopta la flor cuando está cerrada.
Origen y distribución
El centro de diversidad del género se encuentra en las montañas Pamir e Hindu Kush en las estepas de Kazajistán,4 encontrándose distribuido por Oriente Medio, Irán y Afganistán particularmente, hacia la península de Anatolia, Europa del Sur y norte de África, por el oeste, y hacia el noreste de China, por el Este.
Los tulipanes se cultivaron como plantas ornamentales desde principios del siglo XI en Anatolia. Desde esta región e Irán provendrían los bulbos tomados por el toledano Ibn Massal para su cultivo en el al-Ándalus, según documenta la obra Umda del botánico Abu-I-Jayr, fechada entre los siglos XI y XII, estudiada por los investigadores Esteban Hernández Bermejo y Expiración García.5 Con la Edad Moderna, su cultivo se extendió hacia los países del norte de Europa, convirtiéndose en la flor símbolo de los Países Bajos y parte inseparable de su paisaje. También tiene un uso como símbolo nacional en Irán y Turquía.
Historia del cultivo en Occidente
Las versiones tradicionalmente más difundidas sobre el origen del cultivo ornamental del tulipán en Occidente sostienen que este se inició en la importación de bulbos desde el Imperio otomano a través de Centroeuropa desde el siglo XVI. Otros estudios también apuntan a una ruta de introducción en Europa más antigua, desde el Imperio bizantino hacia el al-Ándalus en la Hispania musulmana.
Otra versión indica que el embajador austríaco en Turquía, Ogier Ghislain de Busbecq, quien además fue un floricultor entusiasta, vio tulipanes cultivados en Adrianópolis. En 1544, cuando regresó a Europa, trajo consigo algunos bulbos a los Jardines Imperiales de Viena. Décadas más tarde, en 1593, Carolus Clusius dejó su trabajo en los Jardines Imperiales para tomar el cargo de profesor de botánica en Leiden (Países Bajos), a donde llevó una colección de bulbos de tulipanes que crearon un gran interés y entusiasmo.
Entre 1610 y 1620 en Francia y para 1634 en los Países Bajos, el entusiasmo por cultivar estas plantas bulbosas se transformó en una verdadera fiebre conocida como «tulipomanía». Se vendían posesiones de todo tipo para comprar bulbos de tulipán y algunos tipos raros de esta especie costaban el precio de una granja, una casa o varios caballos. En 1623, un solo bulbo de una variedad famosa de tulipán podía costar hasta 1000 florines —cifra exorbitante si se tiene en cuenta que la ganancia media anual en aquella época era de 150 florines—. Por otro lado, un buen comerciante de bulbos podía ganar 6000 florines por mes. En 1635 se produjo una venta de cuarenta bulbos por 100 000 florines —para propósito de comparación, una tonelada de manteca costaba aproximadamente 100 florines—. Un verdadero récord fue la venta del bulbo más famoso, «Semper Augustus», por 6000 florines en Haarlem.
No había suficientes bulbos en el mercado como para respaldar la demanda existente, por lo que la tulipomanía se transformó en una especulación financiera, en la que los inversores compraban y vendían notas de crédito y no bulbos. Este periodo de euforia especulativa dio lugar a una gran burbuja económica y una crisis financiera. Constituye, de hecho, uno de los primeros fenómenos especulativos de masa monetaria de los que se tiene noticia.
Mercado mundial
El tulipán se cultiva con dos objetivos principales: la producción de flor cortada y la de bulbos secos. Estos últimos se destinan, a su vez, a satisfacer la demanda de bulbos para parques, jardines y uso hogareño y, por otro lado, para proveer los bulbos necesarios para la producción de flor cortada. El comercio internacional de flor cortada tiene un valor global aproximado de 11 000 millones de euros, lo cual provee una magnitud de la importancia económica de esta actividad.
El principal país productor de bulbos de tulipán son los Países Bajos, país que concentra el 87 % del área mundial, la cual es de aproximadamente 12 000 hectáreas. Los bulbos de esta especie se producen significativamente en otros 14 países, encabezados por Japón, Francia y Polonia. La mayoría de estos países utiliza los bulbos obtenidos para su propia producción de flor cortada o para abastecer su mercado minorista de bulbos secos. Los Países Bajos, sin embargo, aparte de ser el principal productor internacional de bulbos, es la excepción a esta generalización. De hecho, produce aproximadamente 4 000 millones de bulbos anualmente, de los cuales el 53 % se usan en el mercado de flor cortada y los restantes se utilizan en el mercado de bulbos secos. De los bulbos destinados al mercado de flor cortada, los Países Bajos utilizan el 57 % para satisfacer su mercado interno y el resto lo exporta a varios países, dentro y fuera de la Unión Europea.
Referencias
Wikipedia – https://es.wikipedia.org/wiki/Tulipa